Una noche en el Jimmy


La noche pintaba muy negra.
Había dejado en la boca del Metro
A quien posiblemente significaba mi pasado mas reciente
Y mi pasado mas lejano no descolgaba el teléfono

Así que después de comerme un chivito, dos cervecitas y un bombón
Me encontré con suficientes fuerzas como para enfrentarme a la menguante Luna

Tome el camino recto, pero como de costumbre,
Pronto me desvié.
Una dulce voz, entonando ritmos brasileños,
Me hizo entrar en aquel local.

Canta bonito esta chica,
Pero sin dar tiempo a que me sirvieran una copa de cava,
Acabo su recital.

Salí, y volví a tomar el camino mas recto a casa,
Pero una luz de neón me volvió a desviar.
Joder, el Jimmy, cuanto tiempo.
Traspasar aquella puerta fue uno de esos actos
De los que uno no se arrepiente nunca.

Caminé hasta la mitad del alargado local y me senté junto a un cartel que decía:
“Por favor, no tocar” apoyado sobre el teclado del piano.
En una de aquellas pequeñas mesas granates, acompañado por un chupito de whisky

A un lado de la barra, el camarero jugaba con negras.
Al otro lado, un argentino platicaba sobre la defensa y el ataque,
Sobre como romper las defensas enemigas rodeando y atacando por la retaguardia.
Los argentinos saben mucho de esto, bueno y de casi todo.
El argelino encargado de disponer a los ejércitos blancos en el campo de batalla
Era tan torpe en esta tarea como corto en conocimientos de castellano.
Constantemente dudaba de la legalidad de los movimientos del bando enemigo
Con lo que con varios aspavientos de sus brazos y meneos de su cabeza
Y bajo la amenaza de acabar aquella confrontación bélica por abandono.
Conseguía que todos volvieran a sus posiciones iniciales.
Junto al argentino, de espaldas a él, un tercer hombre,
Del que no llegue a saber si formaba parte del grupo
Disfrutaba de la vista de la calle a través de las ventanas.

Un grupo de jóvenes, que animaba un poco el ambiente,
Espero, a que una guapa chica de largas piernas y caderas ondulantes,
Volviera del aseo para decidir cambiar de local.

A la voz de “Jaque, jaque”
Pude ver como, desde un cuadro de la pared
Miles Davis embocaba su trompeta
Y levantaba las cejas
En la pared de enfrente,
John Coltrane se acomodaba tras su saxo
Y respondía al gesto de Miles.

La música había comenzado.

ESCLAVOS DE NOSOTROS MISMOS


Esclavos de nosotros mismos vamos viviendo la vida
Sintiendo que tenemos que pagar
Todos nuestros defectos
Todas nuestras faltas
Todos nuestros errores.

Y lo único que nos hace seguir hacia delante
Es la esperanza de que algún día
Habremos pagado por todo ello
Y entonces, libres de pecado y mancha
Podremos disfrutar de lo que fuimos dejando por hacer.

Pero quien nos asegura
Que pagando nuestros defectos, nuestras faltas, nuestros errores
No vamos a cometer nuevos agravios a la vida
Que vamos a tener que pagar
Que sufrir
Que añadir a nuestra pena esclavizándonos eternamente.

Aun suponiendo que nuestra condena
La cumplamos integra y sin mácula
Quien nos asegura que podremos volver a donde quisimos estar
A lo que quisimos ser
A lo que renunciamos a sentir.

No se puede volver a lo que se quiso
No se puede sentir lo que se renunció a sentir
No se puede vivir lo que no se vivió
No se puede ser, algún día,
Lo que hoy renunciamos a ser.


La Vida, de por sí, es un absurdo.
Sabemos, biológicamente, por qué estamos aquí
Pero nadie sabe para qué.
Podemos imaginar un ser superior que nos creo
Que nos vigila y que nos juzgará.
Imaginación.

Podemos crear unas Leyes Morales
Que nos permitan convivir
Convivir dentro de ellas y mientras convengan
Cuando no convengan justificamos un cambio
Conveniencia.

Solo, siendo honestos con nosotros mismos
Solo entendiéndonos y no juzgándonos
Solo dejando atrás todos esos prejuicios,
Todas las patrañas moralistas, y los pecados capitales
Podremos salir de la esclavitud.
Y ser felices.

La via muerta


Quedarnos con que la vida es injusta
Con que esto no me lo merezco
Con que dura es la soledad
Autocompasión.
Eso no es para mí.

Cuando la vida es injusta,
Cuando no nos merecemos algo
Cuando estamos solos
Hay que luchar
Eso es para mí

No hay intensidad en la justicia
No hay intensidad en el merecimiento
No hay intensidad en la compañía
Rutina
Eso no es para mí

Cuando luchas por la justicia
Cuando trabajas por merecerlo
Cuando te ganas la compañía
Intensidad
Eso es para mí.

Salirte de la vía que, orientada por tu pasado,
Te marca un camino llano y seguro
En realidad, salirte de la vía,
Coger campo a través
Explorar y descubrir.
Eso es para mí.

El camino se hace difícil,
El camino no existe,
Nadie te pone las vías ni las traviesas
Los pies pisan en falso
Tropiezas y caes
Miras alrededor y eliges por donde ir
Hacia donde ir, como ir.

Estas contigo, en medio de la nada,
Estas solo, en medio del Mundo
Respiras profundamente
Te tomas tu tiempo
Y echas a andar en una dirección,
La que te gusta
Te quedan muchas cosas por hacer
Y desde las vías solo puedes ver el paisaje
Quieres pisar esos prados
Adentrarte en esos bosques
Subir esas montañas
Y bañarte en sus ríos.

Desde las vías los veías y los anhelabas
Y pensabas en que algún día,
Si la suerte te acompaña,
Si todo va bien.
Podrás recorrerlos y disfrutarlos.
Pero la única suerte del tren,
El que todo vaya bien para el tren,
Es no descarrilar y llegar a la estación de destino.
En cada estación con más pasajeros,
En cada estación con más carga.
A cada kilómetro mas pesado.

Hay quien busca una vía que le marque un camino
Hay quien no quiere bajar del tren
Hay quien quiere buscar el horizonte para formar parte de él
Ese soy yo.

UN DIA-120 dias

UN DIA.

Un día fui capaz.
No,
No fui capaz,
Me sentí capaz,

Mientras el mundo giraba a miles de kilómetros por hora
Con esa inercia inversa
Que en vez de mandarnos a lo más recóndito del universo
Nos pega cada día más a la tierra
Y nos hace más pequeños, más inútiles, más inválidos
Me sentí capaz
De alzar la cabeza orgulloso
Y en su puta cara decirle lo que me parecía aquella mierda
Con todas mis fuerzas le grité, lo insulte y me reí de él
Puse todo mi empeño, todas mis fuerzas,
Solté todo el lastre de los recuerdos, de los lazos, de las obligaciones
Me liberé de todas y cada una de las raíces que me unían al suelo
Y me aferré a una nube.

Un día,
Me erguí orgulloso
Me sentí orgulloso
Y grité con todas mis fuerzas
Que este Mundo es una puta mierda
Y que se puede vivir en una nube.

Ese día el Mundo siguió su camino sin inmutarse
Me aplastó como a una colilla y siguió rodando
Y me quede pegado al suelo,
Con una diferencia,
No había lastres, no había lazos, no había obligaciones
Eran mis dedos y mis manos,
Mis brazos y mis piernas
Y hasta mis dientes
Humedos aun por las gotas de la nube
Los que se aferraban a la Tierra
Esperando tener las suficientes fuerzas
Como para no ser despedido hasta lo más recóndito del Universo.