Bajo el yugo de la democracia

Ultimamente estoy oyendo muchas opiniones que me llaman la atención sobre lo que parece ser, no es una percepción solo mía.

En el programa de TVE “Versión Española” de la semana pasada, José Luis Cuerda, director de cine admirable y a veces poco conocido, se manifestó en el sentido de que, hoy en día, estamos en una situación en la que; bajo una aparente democracia, los límites a nuestra libertad son casi más que cuando vivíamos bajo una dictadura, con el agravante de que, La Justicia, que debería ser quien nos librara de los yugos en ultima y mas perfecta estancia, está asociada al “correctismo político” imperante.

Abundando en ello, el alegato de Santiago Mainar, antes de que su juicio quede visto para sentencia se refirió al despotismo de algunos cargos políticos, al corporativismo de la clase política incapaz y corrupta, a la arrogancia de los cargos públicos, al riesgo de enfrentarse a lo políticamente correcto, de esa losa falsa e insalvable que significa mayoría en las urnas = verdad absoluta, uso y abuso de poder, impunidad y tantas otras que nos aplasta con su peso y que además mira impunemente a la Justicia mientras nos machaca como personas y como ciudadanos.

Antiguamente, los tiranos venían impuestos por “La Gracia de Dios”. Hoy, nos hemos cargado a ese Señor (Me refiero a Dios), supongo que por no dar signos de vida y hemos decidido que nosotros solitos podemos arreglárnoslas para ir eligiendo cuatrienalmente tiranía tras tiranía hasta la eternidad. Convirtiendo al acto de la participación ciudadana en las urnas, en teoría derecho y deber del ciudadano, en deber ineludible; en “MANDAMIENTO” lo que debería ser un acto de derecho, conciencia y participación y condenando por “PECADO CAPITAL” a quien desoiga a la llamada de las urnas.

Si a esto sumamos “Gürttel”, “Malaya”, “Pego”, y tantos otros y los que no tienen nombre, ni la Justicia persigue, y no pasa nada. Me pregunto que podemos hacer.

José Luis Cuerda apuntó, con algo de ironía, que contra Franco era razonable luchar y además era políticamente correcto, pero ahora, en democracia, ¿Cómo luchar contra esto?

Yo estoy por apuntarme a la insumisión participativa, al “NO VOTO”, ¿Qué pasaría si en unas elecciones generales, la participación fuera del 10%?, ¿Dónde quedaría entonces el poder de las urnas? La mayoría nunca tiene razón, solo tiene mas fuerza, y mas miedo, y de ahí que la democracia de mayorías sea una mentira. El bipartidismo es el analfabetismo político y conduce a la gente al desinterés y al político a la soberbia y acomodamiento. Solo la pluralidad, el respeto a las ideas, razas, creencias y sexos puede llevar a la igualdad y de ahí nace la necesidad de que existan muchos partidos, muchos sindicatos, muchas agrupaciones ……. Solo así se avanzará en el bien común. Si dominan las mayorías pervertimos el concepto de igualdad transformando la idea, pasando de la igualdad entre todos a tener que ser todos iguales.

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